Melissa González ya publicó sus fotos de la carrera del Xalo. Borja Villaronga también. Miguel Borrás, Adrián Carro, Manuel Domínguez, Scalpel Scalpel -o como quiera que te llames en realidad-... Todos tienen ya sus álbumes subidos a Facebook y/o redes sociales varias, un montón de likes y sus egos por las nubes, como debe ser. Y ahora vengo yo, que me la suda todo y desde mi semi-retiro espiritual puedo hacer lo que me dé la real gana.
Podría dejar esto para la semana que viene y daría lo mismo -como ya dije en el primer párrafo, hay cienes y cienes de fotos publicadas y ya no falta ningún corredor por salir en alguna-, pero este fin de semana tengo que sacar fotos a unos supuestos pros extranjeros que vienen a aprender de un pro de los de verdad, de los que llevan con orgullo una equipación JT de saldo color morado. Y la semana que viene me voy a pasar cuatro días encima de una bici eléctrica para sacar fotos de una presentación de una bici -eléctrica, por supuesto-. Y el mes que viene tengo otro plan fotográfico de los que molan para sacar fotos a un tío muy importante. Y como empiece a dejar pasar el tiempo sin publicar nada me va a pasar como el año pasado, que creo que no publiqué fotos de cuatro o cinco carreras.
Bueno, vamos al lío, que hay que hablar de la carrera. La primera carrera de la temporada siempre es especial, entre otras cosas porque un montón de gente cambia de bici, de equipación, de equipo, de casco, de gayumbos, etc. y sin darte cuenta puedes estar sintiéndote mal por haber gritado barbaridades a alguien que no sabes quién es. Por ejemplo a un tipo con una bici negra que va muy rápido pero que se ve que el estilo bajando lo dejó en casa. Y claro, después de verlo pasar tres veces caes en la cuenta y dices "pues claro, era Pellón, que volvió a cambiar el cuadro de la Transition en garantía" y se te pasa el malestar.
Una cosa muy interesante de la primera carrera es que se ve perfectamente quién entrenó y mantuvo la forma durante el invierno y quién se dedicó a zampar bollos uno detrás de otro como si no hubiera un mañana. Y quien diga que no se nota miente. Se nota tanto que hay alguno al que le tienen que imprimir otra hoja para poner su tiempo, pero hay que dar a todos un voto de confianza y pensar que la cosa estará más igualada en un futuro.
Otra cosa que me gusta de este año es que #EnduroeselnuevoSenior. Con la categoría Enduro se recupera el espíritu de la mejor categoría de todas, la del buen rollo permanente y la única en la que todos sonríen al subir al podio porque lo valoran de verdad. Tanto se recuperó el espíritu Senior que los dorsales de la categoría siguen poniendo SN, detalle que hay que agradecer a la Federación aunque posiblemente lo haya hecho de forma involuntaria. En cuanto se atrevan a inscribirse unos cuantos corredores más y Raúl Vieites vuelva a la competición mi alegría será completa.
Sobre la carrera se podrían decir montones de cosas: que si lluvia, que si seco, que si está para High Roller, que si no es ni medio normal lo rápido que va Marco Veiga, que si Toni Ferreiro ganó a todo el mundo con una Merida de enduro, que si Rubén Piñeiro se la volvió a pegar en la final -para no perder las buenas tradiciones-,que si Manuel Lustres se la pegó también pero más fuerte y con más dolor, etc. Pero al final lo que queda es la clasificación, y además si estáis leyendo esto seguramente no sea para averiguar quién quedó primero/a en cada categoría.
Y tengo que mencionar también a la organización, porque cada vez que vamos a las carreras del Xalo venimos con algún detalle de su parte: en 2014 agua y refrigerios varios, en 2015 unos sombreros de mexicano que molan un montón, y este año un kilo de barritas de alpiste sabor fresa, unos chubasqueros con un logo genial obra de Óscar Varela -la idea primitiva eran unos ponchos pero la previsión de lluvia hizo que cambiaran a algo similar pero infinitamente más práctico- y unas bridas amarillas.
¿Y que es eso de "unas bridas amarillas"? Las bridas amarillas son la auténtica salud. Son como el Rainbow Pass de las World Cup y simbolizan el poder, la capacidad de maniobra total, la posibilidad de hacer remontes infinitos como cuando vas a Vallnord en verano y pillas un forfait para toda la semana, la certeza de pillar -una venérea o una somanta de palos- en la noche post-carrera en el Amura, el Royale o el Pelígramo... Nah, en realidad no simbolizan una mierda, una brida amarilla es una brida amarilla y la única ventaja que nos proporcionó fue un remonte el sábado por la tarde. Pero ¿a que molaba cómo me estaba flipando con la metafísica de las bridas?
A partir de aquí ya me callo y solo dejo fotos y más fotos, que obviamente podéis alabar o poner al nivel de la cosa más lamentable que se os ocurra.
Un saludo.
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