Exhibición aérea en Lavacolla (o cómo pasar una temporada entera en blanco)

Hoy se cumplen exactamente dos años de la publicación de uno de los vídeos -clic AQUÍ- más representativos del ambiente en el descenso gallego hasta hace poco tiempo. Reunía  tres de los aspectos más importantes del buen rollo en el deporte: entrenamientos para las carreras -sí, en aquella época se entrenaba, había carreras y gente que las corría-, risas a tope y golpes, muchos golpes. Porque aunque no lo parezca el descenso es un deporte con cierto riesgo en el que un sujeto puede acabar dando tres vueltas de campana y roto por todos lados.

Yo no di tres vueltas de campana, pero me llegó con dar solo una para tener que pasar, muy probablemente, toda la temporada 2019 en blanco. Fue a finales de enero, en un sitio sencillo y de la forma más estúpida, pero cuando uno sale por encima del manillar, de espaldas y boca abajo contra un árbol, las posibilidades de que la cosa acabe bien son mínimas. En mi caso no fueron mínimas sino nulas, y la desfeita fue curiosa. Conclusión: un mes de hospital por cuatro costillas rotas, una vértebra rota en cuatro trozos y otra algo afectada, un montón de líquido donde no debía estar y la moral y la dignidad desaparecidas en combate. La bici bien, gracias por preguntar.

La espalda es una parte del cuerpo algo complicada de curar así que la recuperación va a llevar su tiempo. Total, que aunque puedo andar casi como las personas normales, ya me dejaron caer que entre recuperación de la vértebra y rehabilitación, hasta finales de verano es muy probable que no tenga las condiciones físicas de una persona totalmente funcional. Esto implica obviamente olvidarse de empezar a pedalear hasta el otoño, y lo que es peor, no poder cargar pesos hasta estar totalmente recuperado.

¿Y por qué digo "lo que es peor"? Pues porque no poder cargar pesos implica no poder llevar mochila y por tanto no poder hacer fotos con mi querido equipo, que ya sabéis todos que es mi gran vicio -no me jodáis con lo de hacerlas con el móvil-. No pude ir a la Vigo Bike Contest, no voy a poder ir a Ponteareas, no voy a poder afotar nada de descenso -aunque eso no es problema porque no va a haber carreras-, es muy probable que no llegue para el Endurrazo, Sarria DHU o Marisquiño... Vamos lo que viene siendo una mierda pinchada en un palo.

Aún así hay que mantener alta la moral y pensar que cuando vuelva el frío podré volver a pedalear por alguna "ruta del colesterol", hacer cosas tan extremas como bajar el bordillo de una acera o incluso subirlo, y sacar fotos de plantas y flores, porque la temporada de bicis ya habrá terminado. Y es que quien no se consuela es porque no quiere.

Algún despistado se estará preguntando por qué hay fotos de aviones en una entrada en la que se habla de bicicletas y lesiones sufridas por culpa de las bicicletas... La respuesta es que son las únicas fotos que tenía preparadas para subir... y qué coño, si llevo haciendo un montón de tiempo eso de escribir sobre una cosa y poner fotos de otra no voy a parar ahora. Son mis costumbres y hay que respetarlas.

Un saludo para todos, y otro para el árbol que me ganó por KO,

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