Tuesday, December 24, 2013

¡Feliz Navidad!


(Situación: 22:30 Zulu, un portaaviones yankee navega por el Océano Pacífico y es asediado por aviones de combate del más que diabólico régimen comunista chino) Ñoooooooonnnnn Tatatatata Tatatatata Ñoooooooonnnnn Buuuuuuuummm ¡Nos han dado, mi capitán, tenemos una vía de agua enorme a babor! Ñoooooooonnnnn Tatatatatata Tatatata (silencio tenso) BUUUUUUUUUMMMM ¡Señor, nos vamos a pique, tenemos que abandonar el barco inmediatamente! ¡Recibido Fonseca! Las mujeres y los hijos de puta primero, usted espere conmigo a que salgan todos. ¡Pero Señor, tengo mujer e hijos! Ñoooooooonnnnn Buuuuuuuummm ¡Y a mí que me importa, Fonseca, no sea marica! Ñoooooooonnnnn Tatatatata Tatatatata

De repente despierto y me encuentro con mi hijo de seis años encima, dándome golpes en el pecho y la cara y gritando ¡Fonsecaaaa! ¿O será ¡Despiertaaaa!? No sé, me da igual, aún estoy medio dormido. Lo que está claro es que ahora entiendo todo el follón de disparos, las bombas y el zarandeo del barco hundiéndose. Es el chaval que quiere abrir ya sus regalos. Jodido Papá Noel...


Éste podría ser el principio de alguna película de dudosa calidad, de ésas que se estrenan en estas fechas tan señaladas y que cual Love Actually que se precie tiene que terminar irremediablemente con el presidente enrollado con su secretaria, el hijo rebelde violando todas y cada una de las normas de seguridad de algún aeropuerto para encontrarse con su amiguita y yo... Yo enrollándome con la Claudia Schiffer de turno, faltaría más.


Dicen por ahí que ya es Navidad, aunque en El Corte Inglés lo es desde hace dos meses o así. Oh Navidad, esa entrañable época del año en la que se hacen comidas de empresa y/o amigos, se vuelve a ver a la familia medio-lejana aunque no tengas el más mínimo interés, se adora al viejo gordo patrocinado por la famosérrima bebida marrón con gas, se regalan zapatillas botas UGG de esas que cuestan 100€ -cada bota- e hinchan como la levadura si les cae una gota de agua, se compra lotería que nunca, NUNCA toca, se come turrón duro, se deja pudrir el turrón blando y se terminan todas las canciones diciendo "fun fun fun".


Ya que nombré unas líneas más arriba al viejo gordo patrocinado por la famosérrima bebida marrón con gas, voy a explicar en unas líneas por qué le tengo manía a la par que envidia. Resulta que el susodicho es un tipo que se pasa todo el año borracho, tiene la suerte de estar patrocinado por la famosérrima bebida marrón con gas desde tiempos inmemoriables, tiene el don de multiplicarse y cada vez que se monta en el trineo fomenta el maltrato animal de lo obeso que está el jodío. Y además solo trabaja una noche al año. O eso es lo que quiere que creamos, ya que la realidad es que utiliza a todas y cada una de las personas mayores de 25 años para que trabajen por él y además le financien los regalos. Anda que no es listo el tipo. Yo de mayor quiero ser como él. Bueno, estar obeso no, pero todo el resto ya molaba...


Releo el párrafo anterior para ver si encuentro alguna forma de seguir una línea coherente en esta entrada y no se me ocurre nada... Pero me queda clara una cosa: tengo que empezar a dejar de rajar. De todo y de todos. Si es que no se puede ser así... Cuando hasta Papá Noel, con lo gordo, vago y cabrón buen tío que es acaba siendo el blanco de mis iras y frustraciones reprimidas es que algo falla. Sí, creo que ése va a ser mi propósito de año nuevo. Aunque ya se sabe lo que ocurre con todos estos propósitos...

En fin, que Feliz Navidad y próspero año 2014.


















Un saludo.


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