Sunday, August 31, 2014

Méribel DH World Cup 2014 Photo (a bit less) Epic


No todos los días se tiene la posibilidad de asistir a una carrera de la Copa del Mundo de Descenso como la que cerró la temporada 2014 en Méribel, en la que un circuito tremendo, un tiempo fabuloso y una clasificación general sin decidir hasta el último minuto -tanto en hombres como en mujeres- se unieron para dar como resultado la que posiblemente fuera la mejor carrera de la temporada.


Méribel es uno de estos pueblos artificiales -perdón, ski resorts- situados en los Alpes franceses oh la la en los que todo está pensado para ordeñar la cartera de los megaricos en temporada de invierno. Casas muy caras, tiendas muy caras, alquileres muy caros, las barras de pan pequeñas a euro y medio... Supongo que será lo normal para gente con millones en el banco, pero para los que vamos con un presupuesto más o menos ajustado es algo para alucinar y bien.






Allí llegamos -después de pasar dieciséis horas metidos en un coche con la única ayuda de unos papeles con indicaciones cortesía de Google Maps- para recoger nuestras acreditaciones de prensa, pero ese no era nuestro destino final... Después del trackwalk aún teníamos que llegar a Courchevel 1850, un pueblo al otro lado de la montaña e igual de artificial que Méribel pero mucho más caro, con una barbaridad de hoteles de cinco estrellas y tiendas mucho mejores -Chopard, Prada y demás marcas de hiperpijos-, que por supuesto estaban cerrados porque van sobrados con lo que ganan en invierno. Ah y con un aeródromo famoso por tener la pista muy inclinada, ser uno de los más "peligrosos" del mundo y aparecer en la película El Mañana Nunca Muere de la saga de James Bond.

La pista es eso ondulado que se intuye a la izquierda,
y después del final de la misma... precipicio.

Os preguntaréis, y con muy buen criterio, por qué demonios fuimos a un pueblo a veinte kilómetros del circuito, y la respuesta es... Wifi. Al parecer no llegaba con tener conexión a internet desde la sala de prensa, y como lo único que quedaba con wifi en los alrededores era Courchevel allí nos fuimos. Pero lo bueno estaba por venir, ya que al intentar llegar al hotel nos encontramos con que la carretera desde Méribel hacia Courchevel estaba cortada, ergo los 40 kilómetros al día se convirtieron por arte de magia y un rodeo bastante grande en 60 -durante los cuatro días de competición-. En total, 240 kilómetros de carreteras de montaña cagándome en todas las redes inalámbricas del universo. Ahora sí, unos paisajes y unas vistas desde el hotel increíbles.




A lo que íbamos, que esto va sobre una carrera. Un trackwalk consiste en recorrer el circuito de la carrera a pie y tardando en ello todo lo que sea necesario para buscar trazadas, ver obstáculos a evitar, memorizar el circuito, comentar cosas con los compañeros de equipo intentando que no las oigan los demás... Y todo ello rodeados de una nube de vídeo/fotógrafos ávidos de la foto de lifestyle más guapa para estropear con un procesado horrible y decir que masmolan. Huelga decir que yo era uno de esos fotógrafos, pero estaba más centrado en alucinar por estar en el medio de todo aquello que en sacar fotos.






Al día siguiente empezaban los entrenamientos, lo que a estos niveles quiere decir ir a fuego. Sí, que pueden estar diez minutos quietos -y no exagero- mirando una trialera, pero después pasarán tan rápido como un rider del montón después de una semana de entrenamientos. Y da igual en qué condiciones se corra: barro, seco, terreno suelto... Aquí todos van muy rápido. SIEMPRE.
















Hasta los marshalls van a tope.


El circuito, como seguramente ya hayáis visto en los vídeos de la carrera, era de los que molan. Bravo, con mucha inclinación, muy técnico, con varias zonas de raíces, trialeras, muchos contraperaltes y una zona final de curvas muy abiertas y rapidísima, en la que varios corredores fueron eliminados al no poder trazar bien y acabar saltándose las cintas.


  



Durante los entrenamientos los corredores no están bajo presión y es ahí cuando se pueden sacar cosas interesantes que no salen el día de la carrera. Como por ejemplo saludos de corredores como Toni Ferreiro, Bernat Guardia haciendo un manual para la foto o Rachel Atherton haciendo de repartidora de comida para algunos fotógrafos, en este caso Sven Martin. Poco después un tal Josh Bryceland pasó derrapando al lado de Sven para llenarle el bocadillo de barro, pero eso es otra historia.




El viernes se presentaba más interesante con la clasificación para la final en juego, en la que muchos corredores se jugaban el tipo para entrar entre los mejores de sus categorías. En cuanto a las féminas se vio lo de siempre, con las tres corredoras con nivel -a saber: Rachel Atherton, Manon Carpenter y Emmeline Ragot- en las primeras posiciones y un mundo después el resto. Lo único mínimamente interesante en la categoría es el acercamiento de Tahnée Seagrave al grupo de cabeza, pero nada más allá de eso.


Donde sí hubo sorpresas fue en la clasificatoria masculina. Matt Simmonds sacó casi un segundo a Bryceland -aunque éste último teniendo una caída-, Francisco a fundo Pardal se dio a conocer ante todos los ingleses -que van de dueños y señores de todo el tinglao, como si el downhill fuera suyo y solo ellos pudiesen hacer cosas buenas- quedando en una increíble cuarta posición, y nuestro Ángel Suárez terminó en el puesto 48 clasificándose por primera vez para una final de Copa del Mundo. Toni Ferreiro y Guillem Jorba fueron los otros dos hombres que también consiguieron clasificarse en categoría élite. La sorpresa negativa fue la no clasificación de corredores como Mick Hannah o Bernat Guardia.








El día de la carrera fue un poco una locura: subir a las nueve de la mañana a afotar los entrenamientos con frío y niebla, bajar el circuito buscando sitios para afotar en las finales, desechar todos eso sitios, llegar abajo haciendo sentadillas por tercer día consecutivo -y no por vicio sino por lo inclinado del sitio y los seis kilos que llevaba a la espalda-, empezar a quemarme la cara por el sol, darme cuenta de que todos los sitios que deseché mientras bajaba molaban más que los de abajo, pensar en volver a subir, desechar la idea, hacer barridos por aburrimiento -a velocidades de barrido, no a 1/250 seg, que eso ni es barrido ni es nada-, sentarme ver pasar a los junior y a las mujeres, debatir con Salva y Andrés sobre qué corredora está más buena, pensar que estoy dando vergüenza por no hacer casi ninguna foto de las finales, bajar a meta y hacer las mismas fotos que el día anterior por aburrimiento, morirme de asco sacando fotos a cinco millones de podios distintos, y después de todo esto ir a las cinco y pico de la tarde a comer a la carpa del equipo Chain Reaction Cycles. Unas hamburguesas riquísimas, oiga.



Competitivamente hablando, al final las cosas en la carrera fueron tal como se esperaba en todas las categorías. En Junior ganó Loris Vergier, haciendo que todos los franceses estallasen en gritos de júbilo tales como "allez allez" u "oh la lá". Ellos son así.



Detrás de Vergier terminarían Laurie Greenland, Taylor Vernon y Ferrán Jorba, que otra vez se quedaba a las puertas del podio.




En categoría femenina la vencedora fue Rachel Atherton, que bajó nada menos que doce segundos su tiempo de la bajada de clasificación, dejando a más de tres segundos a la segunda clasificada.




La segunda más rápida fue Emmeline Ragot, siempre está dando guerra a las corredoras inglesas y ganando cuando se le preenta la más mínima oportunidad. No fue este caso.


En tercera posición de la carrera terminó Manon Carpenter, que solo tres años después de ganar la Copa del Mundo en categoría Junior consiguió el título en la categoría absoluta. A título personal, mola comprobar cómo se cumplen las apuestas personales al ver que una corredora a la que vi bajar muy rápido por el barro de la Vigo Bike Contest de 2010 llega a ser Campeona de la World Cup.




En cuarta posición -de la carrera y de la Copa del Mundo- terminó Tracey Hannah, aunque a nada menos que doce segundos de Atherton en la carrera.


La campeona nacional de USA y reciente ganadora del Air DH del Crankworx, Jill Kintner, no se encontró cómoda en ningún momento de la carrera y solo pudo terminar en décima posición, por detrás de corredoras de bastante menos nivel que el suyo.




En cuanto a la categoría Élite masculina se cumplió lo que todo el mundo pensaba desde el trackwalk: Sam Hill se llevó la victoria, aunque el podio estuvo disputadísimo y las diferencias fueron mínimas -aventajó a Matt Simmonds por solo 366 milésimas-. Por segunda vez esta temporada triunfó el estilo insider de Hill, que se posiciona como serio candidato a la victoria del Campeonato del Mundo en Hafjell la semana que viene.






Depués de Simmonds, Josh Bryceland terminó tercero a solo cinco décimas de Hill, lo que le sirvió para asegurarse su primer título de Copa del Mundo. El protegido de Steve Peat llegó por fin a igualar a su mentor.




En cuarta posición y como primer corredor francés terminó Loic Bruni, al que creo firmemente que en próximos años veremos ganar carreras y quién sabe si la World Cup.




Cerrando el podio, el quinto clasificado fue Gee Atherton, al que no se vio especialmente fino durante todo el fin de semana pero que al final consiguió terminar a solo un segundo de Hill. Con este resultado Atherton también consiguió el quinto puesto en la clasificación general de la World Cup.



El equipo Specialized fue el gran derrotado del fin de semana, ya que en esta carrera los dos corredores  del equipo perdieron todas sus opciones de conseguir la Copa del Mundo. Una bajada mediocre de Troy Brosnan lo relegó a la vigésima posición de la carrera, y Aaron Gwin solo consiguió terminar sexto a 1,3 segundos de Sam Hill.





Al igual que Gee Atherton, Danny Hart no se lució mucho los días previos a la final, pero consiguió terminar la carrera en séptima posición.


Después de un accidente de tráfico bastante fuerte sufrido en San Francisco Greg Minnaar corrió bastante tocado, pero aún así consiguió finalizar a solo cuatro segundos de la cabeza, en décima posición.


Los viejos rockeros nunca mueren. A sus 40 años, Peaty sigue demostrando que aún le queda mucho por dar. Terminó 25º en la carrera y 19º en la general de la Copa del Mundo.



Francisco Pardal no pudo redondear un fin de semana que sería épico para él, pero aún así una 21ª posición no está nada mal.


Las bajadas de los españoles no fueron excesivamente buenas, terminando Guillem Jorba en 64ª posición y Toni Ferreiro en 56ª posición. Ángel Suárez no terminó por un golpe en su llanta trasera que hizo que la rueda perdiese todo el aire.



He aquí las personas más felices de todo el fin de semana de carreras. Por un lado Kathy Sessler -manager del Santa Cruz Syndicate- ya puede presumir de que todos los corredores de su equipo son campeones de la World Cup. Por otro lado los fans del equipo, que ya pueden celebrar el título de Bryceland. Y finalmente el propio Ratboy, que no dudó en bajarse la correspondiente botella de champán para celebrar su merecido primer título de Campeón de la Copa del Mundo de Descenso.




Ahora solo queda el Campeonato del Mundo en Hafjell. Como Noruega está muy lejos y yo soy un non-sponsored, o privateer, o como queráis llamarle, lo voy a ver por internet. Y como ya escribí en la última frase de mi artículo en Iberobike, "allí se dará por concluida la temporada y veremos qué corredores lucirán el maillot arcoiris de la UCI durante la temporada 2015".


Un saludo.


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