Por alguna extraña razón le estoy empezando a pillar el gusto a esto de afotar carreras de XC, aunque imagino que los fotógrafos habituales de esta disciplina me despreciarán por no usar flashes externos, tan de moda últimamente en esta disciplina... Pues mira qué bien.
Resulta que aquí hay tropecientos corredores que pasan un montón de veces por los mismos sitios durante la carrera, van más despacio que los de descenso y llevan la cara destapada para que todo el mundo vea el placer que les produce ir echando los hígados por la boca en cualquier subida imposible. Todo eso es enormemente bueno para el afotador medio, ya que hay más oportunidades de sacar cosas buenas de determinados corredores, hay tiempo para pensar que hacer, y las fotos en las que hay que mostrar esfuerzo están chupadas -solo hay que enseñar la cara del corredor y fiesta-.
Por contra, es más difícil sacar algo espectacular. No hay saltos, el estilo en las trialeras y bajadas brilla por su ausencia -sí, amantes del cross country, podéis decir lo que queráis, pero ir con las piernas estiradas y cargando el peso hacia delante no es bonito de ver-, y desde fuera se ve como una especialidad con poca técnica, sobre todo porque en las subidas y llanos no hay que hacer mucho más que pedalear y lo único que se puede mostrar es el placer que les produce ir echando los hígados por la boca en cualquier subida imposible, como decía anteriormente.
Seguro que después de leer el párrafo anterior alguno estará pensando "le voy a cantar las cuarenta a éste, que no tiene ni puta idea, el Schurter tiene un estilazo y hace hasta whips". Pues al que piense en decirme eso le responderé con una foto cualquiera, por ejemplo... ÉSTA. Venga no me jodáis, hacer un "whip" -por llamarlo de alguna forma- mirando verticalmente hacia el suelo, totalmente agachado, con las piernas estiradas como si no tuviera rodillas y que además dura medio milisegundo es algo con estilo? Pues no. NO.
Dejando a un lado el tema de las fotos y la estética, tengo que decir que viendo correr a esta gente me canso hasta yo, porque en bajada me imagino que irán con cuidado para no darse en los huevecillos con esos sillines que llevan tan arriba y son tan duros, pero no es normal la caña que llevan subiendo y en llano... Creo que en espíritu sadomasoquista a estos tipos sólo los superan los que corren en ciclocross, que además de encantarles sufrir sin descanso durante hora y pico lo hacen por norma en invierno y con mucho barro.
Como ya no se me ocurren más cosas por las que meterme con los rallyeros -eso sí, desde el cariño, el respeto y la tolerancia- os voy a contar cómo fue la carrera del domingo pasado: vueltas, vueltas y más vueltas a un circuito, con los buenos corriendo mucho y los menos buenos corriendo menos. Coloma empezó a tope pero fue deshinchándose según avanzaba la carrera, Julien Absalon ganó la carrera y la Copa del Mundo y segundo de la carrera quedó Ondrej Cink -a mí me gusta llamarle Manolo, que es más fácil de pronunciar-. Pablo Rodríguez Guede llegó tercero por los pelos, porque levantó los brazos antes de tiempo y cuando vio que el cuarto -un francés al que llamaré François porque no me acuerdo de su nombre- venía a toda mecha tuvo que volver a esprintar. Supongo que ahora ya le habrá pillado el sentido a ese refrán que dice que "non hai que poñer o carro diante dos bois"... Aún con ese despiste, mi más sincera enhorabuena para él.
Quiero acabar contando lo más importante de la carrera, que no fue ni el ganador ni el ganador de la Copa del Mundo. Lo siento, Julián. Lo más importante fue el hecho de que esta era la última carrera de José Antonio Hermida, grande de España y de Maceda, Campeón del Mundo de XC y el mayor personaje del circuito, y eso merecía una buena celebración. La tuvo, con aplausos del público desde el primer metro de la carrera, paseíllo por parte de los mecánicos de todos los equipos en su último paso por la zona de asistencia técnica, entrada de la mano del mismísimo Nino Schurter, manteo por sus mecánicos y brindis con champán cortesía de Greg Minnaar, Cedric Gracia y Steve Peat. Es lo que tiene ser una leyenda.
Un saludo.
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