Explicando el rugby: CRAT B vs Pontevedra RC

Como ya comenté en la entrada anterior, el fin de semana pasado estuve en Coruña sacando fotos. Y si el sábado estuvo dedicado a las bicis, el domingo -y gracias a Quincho, polifacético estudiante, deportista y bloguero de éxito- tuve la oportunidad de afotar un deporte de esos que enamoran: el rugby. Pero antes de nada voy a intentar explicar a los no iniciados de qué va este deporte:

El rugby es un deporte de balón de origen británico -nótese que el balón usado es distinto a los del resto de deportes, porque todo lo que hacen los británicos tiene que ser especial y diferente- en el cual dos equipos formados por un montón de personas intentan llegar a sus respectivas líneas de ensayo para ganar puntos. Se juega en un campo con dos porterías raras -son una especie de H- y a veces hay que hacer pasar el balón por encima del larguero en vez de por debajo. Hasta ahí todo normal -si tomamos como normal algo creado por ingleses, que siempre van al revés-. Pero lo bueno es cómo intentan avanzar para conseguir esos puntos de los que hablé unas líneas más arriba -existen dos tácticas de avance: la cobarde y la de echarle huevos-. 

La primera táctica consiste en lo siguiente: un tío corre llevando el balón y una manada de tíos del otro equipo corren hacia él para darle una paliza y quitárselo, pero en el último momento el poseedor del melón hinchable se acojona y se deshace de él -pasándoselo a un compañero para que sea él quien reciba la paliza, o golpeándolo hacia delante y regalándoselo al otro equipo-. Los golpes los recibe aunque ya no tenga el balón, faltaría más. Porque aquí non se ven a facer amigos.

La segunda táctica es la que utilizan los hombres con pelo no peito, o en su defecto los que querían usar la táctica cobarde pero se quedaron sin tiempo para deshacerse del balón. Básicamente se resume en que los del equipo contrario pillan al sufrido poseedor del esférico -sic- y lo tiran al suelo entre golpes, mientras éste espera la llegada de refuerzos que le permitan conservar el preciado huevo inglés. A veces es inevitable perder la cosa ovalada, pero si tiene suerte y los de su equipo son colegas harán piña para mantener la posesión del preciado tesoro, y si no... bueno, menos mal que siempre son colegas.

Cuando se consigue llegar a la línea de ensayo, el equipo que tenía el balón suma nada menos que cinco puntos, pero ahí no acaba la cosa. Por si fuera poco, los ingleses inventores de las reglas -que debían ser unos cabrones de cuidado, como todos los ingleses- decidieron que cinco puntos no era suficiente castigo y el equipo que los conseguía debía tener además una oportunidad para marcar otros dos puntos, y sin oposición. O lo que es lo mismo, un me río en tu cara casi asegurado mientras el equipo contrario no puede hacer nada más que mirar.

Y para terminar con las reglas de este maravilloso deporte, solo comentar que el que tenga más puntos al final del partido gana. Se podría pensar que, dado el origen inglés del rugby, debiera ser al contrario, pero se ve que por una vez decidieron pensar como el resto del mundo y hacer las cosas bien.

Una vez explicados los entresijos de este deporte en el que sin duda quienes más sufren son l@s que tienen que lavar las camisetas después de cada partido, he de hablar un poco sobre las fotos y decir que se podrían mejorar mucho con más partidos de práctica y con un equipo mejor -210 mm se quedan cortos muchas veces-. Los encuadres, las acciones, los movimientos, etc. eran totalmente nuevos para mí y seguro que con más práctica los resultados pueden ser mucho mejores que los de esta ocasión. Ahí va el resto de las fotos:

Un saludo.


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