Fort William World Cup 2013

Después de dos intensas semanas de trabajo, viajes y miles de fotos, puedo dar por terminado el viaje a Fort William y escribir con tranquilidad una entrada sobre la que dicen es la mejor carrera de la Copa del Mundo de descenso.

Tras dos años intentando ir pero sin poder hacerlo por diversas -que no divertidas- causas como exámenes, trabajo, tarjetas que no se admiten en determinados aeropuertos, etc., este año tenía que ser el bueno. Había que ir sí o sí, por coj...., así que para no perdernos nada y tener margen para imprevistos nos fuimos hacia allí ya el jueves antes de la carrera. Y fue llegar al sitio y encontrarse con todos los españoles, así que mejor comienzo imposible.

Una vez saludados a todos y recogidas las acreditaciones de prensa nos pusimos rumbo a la que iba a ser nuestra morada durante los siguientes tres días: un hostel más cutre que una bici del Carrefour y a nada menos que 40 millas -unos 60 km- del circuito, pero que estaba pegado a la orilla del Lago Ness y que nos permitió tener dos horas diarias -una de ida y otra de vuelta- de deleite visual. Porque no sé si lo sabeis, pero Escocia mola un huevo dos huevos y parte de otro.

Al día siguiente -es un decir, porque mirando al noreste nunca se hacía de noche- empezaron tres días intensos en los que condujimos casi 600 millas, nos quemamos muchísimo y más, nos acribillaron los mosquitos asesinos escoceses y sacamos así como 5.000 fotos entre los dos -mil gracias a Mr. Ansoar por cederme su K-5-. No sé si son muchas o pocas, pero escuchando las ráfagas de las cámaras de los pros -o los que tienen fama de serlo- creo que lo suyo sería haber sacado 50.000. Y ya que hablo de los fotopros qué menos que dedicarles un párrafo entero describiéndolos a todos:

Inglés con Canon 1D (Mark IV o X) + Canon EF 70-200 mm f/2.8 L IS II USM 20 válvulas GTI turbo inyección multipunto.

Foto: Nathan Hughes. A destacar el objetivo Pentax manual que se adivina en la foto

inferior izquierda, que se portó como un campeón los tres días que duró la carrera

El circuito de la carrera fue el que ya conoce todo el mundo: sin muchas complicaciones, rapido, muy físico, con poco bosque y más largo que un día sin pan -aunque este año tenía una sorpresa preparada para todos los corredores: los pinchazos, de los que casi ningún corredor se libró-. Aunque no sea ni la mitad de bruto como el de Val di Sole, el circuito es una pasada -sobre todo la parte superior abierta y desde el famosérrimo salto de Scotland hasta la meta- y da para sacar millones de fotos distintas, pero en solo tres días se hizo imposible sacar todo lo que tenía pensado. Por cierto, quiero un ultra-angular. Y ya.

Que el circuito dé para sacar millones de fotos distintas se debe en gran parte -como siempre- a los corredores, porque son ellos los que dan el espectáculo y cada uno hace algo diferente al resto -sobre todo el viernes y el sábado, donde los whips, derrapes y tabletops nivel master del universo se suceden cada menos de medio minuto-. Es toda una experiencia ver a pros del nivel de Steve Peat, Greg Minnaar, Gee Atherton, Sam Hill, Steve Smith, Ratboy Bryceland, Mick Hannah o el seco de Danny Hart haciendo todas las burradas imaginables a velocidades que hasta ahora no había visto. Y saber que puedes sacarles fotos y que esas fotos salen bien es aún mejor.

Hablando de pros hay que mencionar a los españoles, donde si mal no recuerdo participaron seis representantes, entre los que destacaron la leyenda Iván Oulego -un show verlo bajar en su vigésima temporada de Copa del Mundo-, Bernat Guardia -al que una caída apartó de la final-, y sobre todo el hombre del momento, Toni Ferreiro. Madre mía cómo está bajando Toni este año, sin nada que envidiar a muchos de los nombrados en el párrafo anterior y metiendo segundadas a muchas de las "estrellas" de la Copa del Mundo -que simplemente son considerados estrellas porque son ingleses/canadienses/USAenses y salen en los vídeos de bicis, no nos engañemos-. En Fort William quedó en el puesto 33 y en Val di Sole 11º, así que no se extrañe nadie si este año se mete en algún top ten porque está on fire.

Si bien en la categoría masculina hay muchísima competencia y hay más de 20 corredores en un suspiro -ver resultados de todas las categorías-, en la categoría femenina esto no pasa, ya que el nivel no es excesivamente alto y las diferencias entre corredoras son muy amplias -con decir que entre la primera y la quinta corredora hubo la misma diferencia que entre el primer y el quincuagésimo (50º) hombre creo que lo digo todo-. Emmeline Ragot y sobre todo la todopoderosa Rachel Atherton están a otro nivel entre las mujeres, mezclándose con ellas Manon Carpenter y Myriam Nicole en algunas carreras, pero ahí se acaba todo. Básicamente igual que en MotoGP, donde 4 pilotos se reparten todo y los demás miran desde lejos.

En el otro evento del fin de semana, la carrera del 4X ProTour, participaron bastantes menos corredores que en descenso, pero resultó igual de espectacular y más emocionante por el hecho de competir varios corredores cuerpo a cuerpo. Aquí sí que hubo un nivel enorme tanto en categoría femenina como en masculina, y a excepción de la eliminación de Anneke Beerten en semifinales todo salió según lo previsto, ganando Katy Curd en categoría femenina y Tomas Slavik en categoría masculina.

La única representante española en la carrera de 4X fue la incombustible Eva Castro -a la que le debo las fotos de esta carrera como compensación por las que no le hice hace dos años-, que no llegaba al 100% después de su lesión en la Sea Otter y que no pudo clasificarse para las finales por un solo puesto. Bravo por ella, muchos en su situación se quedarían en casa sin intentarlo.

Además de los riders y los millones de tubos blancos, lo que más me llamó la atención fue el nivel de la organización, donde todo estuvo controlado en todo momento, donde a pesar de celebrarse dos eventos  simultáneamente -descenso y four-cross- todo estuvo perfectamente coordinado, donde los medios disponíamos de zonas reservadas para afotar a los lados del circuito y una sala para trabajar, donde se consiguió mover a miles -sí, digo miles- de personas sin ninguna sensación de agobio ni enormes colas... Será porque fue mi primera carrera de Copa del Mundo, pero la sensación de que todo fue perfecto no me la quita nadie.

Mención aparte merece el público. En mi vida había visto a tanta gente animando tan intensamente a todos los corredores. Y cuando digo a todos digo a TODOS, desde el junior más lento hasta los ganadores, sin importar la nacionalidad, el equipo o la velocidad a la que bajasen. Es digno de admiración que se le dé la misma importancia a la bajada de un británico que a la de un australiano -aussie, aussie, aussie, oi, oi, oi!!!-, suizo, español, francés, etc., algo imposible de aplicar al caso ejpañol donde se anima al de aquí y se menosprecia al resto. Va a ser que los british no son tan descerebrados y deberíamos aprender algo de ellos...

Foto: Manuel Domínguez

Después de todo esto ya no sé qué contar... Bueno sí, que tal como recordaba la comida en Reino Unido es una mierda, que por primera vez me vi capaz de hacer fotos del nivel de los mejores -aunque no haga fotos en blanco y negro sin sentido, no abuse del comando sombra/iluminación de Photoshop y no use autofocus-, que los paisajes escoceses son brutales y que conducir por la izquierda mola mogollón. Y como ya dije todo lo que tenía que decir y aún me quedan fotos que enseñar -teneis todas las de mi hermano y las mías en Iberobike Magazín- aquí van todas seguidas:

Un saludo.

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