Monday, December 11, 2017

I Trofeo Ciclocross Avanza Concello de O Porriño


Al final, y como era de suponer, caí. El domingo, en vez de quedarme en casa tirado en la cama bajo esas sábanas de franela que molan tanto cuando hace frío, cogí el coche y me planté a las nueve de la mañana en Porriño para ver y afotar en el I Trofeo Ciclocross Avanza Concello de O Porriño. Así, en medio de un temporal enorme de lluvia, viento y miseria.


Obviamente no, no fui el único matao presente en el lugar, sino que cuando llegué ya había montón de gente con pantalones de agua, paraguas, gorros y un largo etcétera de variopintos atuendos impermeables esperando a que comenzaran las carreras. Y por supuesto también había ciclistas, aunque en este caso todos ellos sin pantalones de agua, paraguas, gorros ni un largo etcétera de variopintos atuendos impermeables. No, porque ellos son duros, son decididos, son bravos, son... Son ciclocrossers. El agua es su sangre, el barro su comida preferida y la licra su atuendo fetiche para coger una gripe y una baja laboral.


La verdad es que hasta mola, aunque no tanto como en descenso, que uno tiene sus favoritismos, ver a todos estos personajes ciclistas competir cuerpo a cuerpo para ganar y también para -no está confirmado pero lo sospecho- ver quién acaba más hasta arriba de lama. La putada es que aunque había todos los ingredientes para ensuciarse, el circuito parece que era bastante limpio y no hubo apenas nadie que cambiara de color de piel durante la carrera. Es una pena porque las fotos quedarían mucho mejor, pero es lo que hay.


De las carreras no tengo mucho que decir, más que nada por desconocimiento, ya que aún no soy de los que ven las tácticas o de los que diferencian de lejos a Román Saa e Iván Feijóo por lo fuera que llevan las rodillas al pedalear, pero sí que puedo comentar que ver ciclocross en un velódromo es de lo más curioso que llevo visto en los años que llevo sacando fotos de ciclismo.


Entre las carreras a comentar creo que se pueden destacar dos: la primera de una fémina junior llamada Zaida González, que no llegó a recorrer ni 200 metros antes de dejar su rueda delantera hecha un ocho, y aún así se cargó la bici al hombro y se echó a correr hasta boxes para cambiar la rueda y seguir en carrera. Claro está que no se salvó de quedar última, pero se llevó los aplausos de todo el respetable.


La segunda es casi destacar por destacar, porque ver ganar a Iván Feijóo en la carrera Élite y Sub-23 ya viene siendo habitual, pero ya que tengo una foto que mola y que además resume casi todas sus carreras -nadie por detrás, rodando siempre en solitario- pues la pongo y me quedo tan ancho.


En féminas Élite ganó "una tal" Lucía Vázquez, que lo mismo se pone a pegar botes en el descenso urbano de Sarria que consigue un Open de España de XC o coge la bici de ciclocross y gana tres carreras seguidas de la Copa de Galicia. Por ilustrar, así de triste llegaba a la meta:


Con respecto a mi persona, y aunque sé que a nadie le importa una mierda, os cuento que no gané ni carreras ni trofeos ni nada, solo un par de kilos en forma de agua en la ropa -se ve que mi eterna cazadora roja ya no es lo impermeable que fue en sus años mozos, y creo que si no la llevara puesta me hubiera mojado lo mismo-. Además, dimití justo cuando Feijóo cruzó la línea de meta para ir corriendo al coche a cambiarme de ropa, pero tengo excusa porque no soy ciclocrosser de corazón y prefiero el polvo en la cara -#nococainómano- al agua metida hasta los huesos. Aún así prometo mejorar, y si en la carrera de Maceda se vuelve a abrir el cielo prometo aguantar hasta el final.


No quiero terminar y dejaros con el resto de las fotos sin comentar la imagen de cabecera de esta entrada, porque es básicamente lo único que fui a buscar a la carrera de Porriño: una foto que diera confirmación y veracidad a mi "Teoría de la felicidad del corredor de ciclocross". Lo tiene todo: el cuerpo embarrado, la bici embarrada, el esfuerzo de empujar la bicicleta, las gotas de barro en el ambiente y una expresión de felicidad/velocidad solo comparable a la de una minipersona de 3 a 5 años saltando encima de un charco sin pensar en lo que puedan decir sus padres. Misión cumplida.
































Un saludo.



Nota: Todas las fotos de este blog tienen copyright y no se pueden usar sin permiso del autor. All photos in this blog are copyrighted and can not be used without permission of the author. 

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