Sobre las personas en las fotos (II): Deportes

Después de la primera entrada de esta serie sobre las personas en las fotos, ahora toca el turno de la especialidad que más me gusta: los deportes. No por nada especial, sino porque ahí también participan personas -quién lo diría-, aunque a veces vayan disfrazadas con raros atuendos y ni siquiera se les vea la cara. Una cosa... entre estas fotos no encontrareis ninguna de fútbol, básicamente porque odio a muerte a los futbolistas -de cualquier categoría, desde primera división hasta regional, no soy racista- y el deporte en sí me parece lento y aburrido. El porqué de mi odio hacia ellos quizá lo desvele algún día en otro post que lleve la etiqueta idas de olla.

Empecemos por el atletismo, un deporte en el que solo mirando a la cara del atleta y la posición de su cuerpose nota su concentración, su cansancio, el hambre de ganar, etc. Para explicarlo pongo dos ejemplos:

En esta foto,  el corredor saca una ventaja bastante interesante a un grupo de perseguidores. Su gesto es de esfuerzo, algo encorvado y con la boca abierta, pero gracias a eso va por delante de la manada que lo persigue -no será el ganador, pero es el primero de todos ellos-. Además va mirando al frente sin necesidad de controlar lo que pasa a sus espaldas y buscando más camino que recorrer, algo mucho más interesante que si fuese mirando al suelo, lo que denotaría abatimiento o falta de motivación. A aumentar esta sensación, aunque pueda no parecerlo, ayuda el que este corredor esté centrado en la foto y con sus perseguidores difuminados en un segundo plano. Y es que todo cuenta.

Esta foto de un sprint llegando a la meta -pinchad en ella para ver mejor las caras- representa para mí el espíritu de la competición en su estado más puro: ninguno de los dos se guarda lo más mínimo, los gestos son muy exagerados por el esfuerzo y hay competitividad a raudales. Es lo bonito de los niños, que sus gestos los delatan porque a esas edades aún no saben qué es el postureo. Sobre las caras y las miradas... creo que sobran las palabras, ¿no?

Caso contrario al anterior es el de la foto de cabecera de esta entrada: aquí mi amigo Iván, un tío realista que sabía que no iba a ganar la carrera, lleva una postura bastante más relajada -erguido sin reflejar esfuerzo, sonriendo y mirando no mucho más adelante de sus pies- y se permite incluso el lujo de saludar, porque él lo vale y porque corre más por gusto que por competir.

Sigamos con un deporte de balón y juego en equipo que extrañamente no me disgusta -mientras no hablemos de esos personajes con complejo de Dios tan comunes en la NBA-: el ba-lon-ces-to.

Cualquier deporte de balón consiste básicamente en seguir con la mirada una pelota, sobarla y meterla en un agujero de formas diversas más veces que el equipo rival. Y ya conté en la entrada anterior que todos miramos a lo que están mirando los sujetos presentes en las fotos. Pues bien, sumando estas dos cosas -y un  pelín de composición- podemos ver un precioso triángulo formado por jugadores y miradas en la foto que está encima de este párrafo. ¿No se os va la vista al balón antes que a cualquier otro sitio? La base de este triángulo la forman los jugadores y el tercer vértice lo forma el balón, a donde se dirigen todas las miradas. Dibujaría un triángulo con el paint encima de la foto, pero creo que es bastante evidente... Por cierto, la foto mola más si sabes que la cara de sorpresa de los de negro se debe a que los acaban de pillar en bragas en un saque de fondo totalmente inofensivo.

Ahora olvidémonos de todas las reglas de fotografía, patrones y demás, y centrémonos en los sentimientos. En la foto que está sobre estas líneas se puede ver a un equipo entero de baloncesto practicando el noble arte del rascamiento de huevos. Sentimiento: sobradez/tranquilidad/semoslosmejores. En aquel momento podían hacerlo sin rubor alguno ya que iban ganando de paliza y la única motivación que tenían para seguir jugando era... ninguna. Sin embargo, en esta otra foto la actitud del mismo equipo era la siguiente:

La foto es bastante parecida, pero esta vez iban perdiendo por más de veinte a mitad de partido. Sentimiento: impotencia, nerviosismo, desolación... your choice. Simplificándolo mucho, se podría decir que la diferencia entre ganar y perder, o entre la alegría y la tristeza, está en dónde te rascas.

Y para explicar que en cualquier deporte el público juega un papel fundamental, nos pasamos al descenso, deporte emocionante donde los haya -aunque madres, novias y abuelas cambien la palabra "emocionante" por "peligrosísimo" o "insensato"-. Y empezamos con dos fotos de lo que le gusta al público: las caídas.

A la gente normal le gusta presenciar las desgracias ajenas, así que no hay mejor deporte para verlas que éste, donde unos locos van con bicis raras saltando "de piedra en piedra", intentando en algunos casos no acabar -con más o menos estilo, como se ve en las fotos- contra el suelo. Y si pinchais en las fotos para verlas a mayor tamaño os dareis cuenta de que cumplen una ley que dice que "la gravedad de una caída es inversamente proporcional a las risas que provoca", esto es, que a menor gravedad más risas y viceversa. Si es que en el fondo somos buena gente y nos preocupamos por los demás, pero también somos unos cabrones de cuidado cuando podemos...

En condiciones normales, los espectadores de cualquier deporte pueden agruparse en varias clases: los curiosos que no saben de qué va el tema pero miran, los pasivos que sí saben de qué va el tema pero se aburren, los indiferentes a los que les da por saco todo lo que pase y los activos que jalean a los deportistas a la menor oportunidad. Podrán existir subclases -suele abundar la variedad "con risas" en todas las clases-, pero si mirais cualquier foto donde aparezcan los podreis relacionar con una de esas cuatro categorías. Os pongo cuatro fotos y teneis que relacionar cada una con un grupo:

Como tengo costumbre de afotar a los que ganan no tengo fotos de público celebrando con euforia desatada la victoria de los suyos, pero me lo apunto para una posible actualización de esta entrada.

Y termino con una imagen que me gusta porque en ella el público -algunos se reconocerán en ella- juega un papel muy importante: le pone toda la emoción y el riesgo. Esta foto sería mucho menos interesante sin espectadores -un tío saltando un cortado y ya, sin florituras-, pero las tres personas del primer plano echándose hacia atrás con cara de asombro aportan tensión y nos dan una idea de la velocidad a la que bajaba Aguín en ese punto. No sé a vosotros, pero a mí esas expresiones, que van desde el "joder que me da" hasta el "pero cómo coño hace eso" me gustan...

Un saludo.

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