Siempre he dicho que dentro de la fotografía de downhill la calidad de las fotos se reparte entre el que saca la foto y el que va en la bici. Y no es lo mismo, por ejemplo, sacar una foto de Greg Minnaar que del cadete más horrible de todo el universo, ya que en el primer caso solo hay que pulsar el disparador para que salga una foto aceptable, y en el segundo caso ya te lo puedes currar de todas las maneras posibles que no va a haber forma de sacar algo bueno. En el caso de esta foto, ganadora del Concurso Foto del Verano 2012 de la revista Iberobike, toda la calidad la pone el rider -Aarón Caballero- y yo soy poco más que "el que le da al botón", así que es a él a quien tengo que dar las gracias principalmente por este premio.
La historia de esta foto -como de tantas otras cosas en la vida- está en una especie de "no hay huevos" entre Aarón y yo. Antes de las mangas de carrera de Papoi 2011, le pedí que pasara por ese peralte todo lo tumbado que pudiera y arrasando con todo para ver qué salía, pero no solo hizo eso sino que, como se ve en la foto, su mano izquierda casi tocó en el suelo y el casco rozó contra el plástico de la protección, haciendo que la foto sea más bestia y mucho mejor -lo que decía en el párrafo anterior, la calidad en este caso la da el rider-. Justo después de la foto la cámara tocó con su hombro, cosa de la que no estoy nada orgulloso y que intentaré no repetir, pero por suerte ninguna de las dos partes salió dañada. Aarón ni se dio cuenta.
En cuanto a la técnica, usé la única que se puede utilizar cuando se tiene una Pentax K10D, y consiste en:
- Pensar la foto a hacer.
- Ver de dónde viene la luz y elegir la posición del flash y su potencia -todo consensuado con mi hermano Manuel, experto flashman curtido en mil carreras-.
- Ajustar ISO, velocidad y diafragma, siempre maldiciendo a la poca luz que hay entre los árboles.
- Enfocar.
- Sacar una foto de prueba -porque nunca hay que fiarse de la confirmación del foco de una Pentax-.
- Comprobar que, efectivamente, la foto de prueba está desenfocada.
- Reenfocar y sacar otra foto de prueba.
- Comprobar que esta foto de prueba también está desenfocada.
- Ponerse de los nervios al enfocar por tercera vez, cagarse en el que inventó el SAFOX y sacar otra foto de prueba.
- Dar gracias a Dios -por ejemplo- por que esta vez sí está enfocada.
- Rezar para que la velocidad de 1/125 segundos sea suficiente para no cagar la foto.
- Seguir rezando, en este caso para que la foto no sea solo ruido por culpa del ISO elevado.
- Esperar.
- Apretar el botón.
- Y ya.
Como veis, lo fundamental del proceso es cagarse en todo. Si no no mola.
No sé si os gusta -yo estoy tan viciado de mirarla que solo veo los fallos- o si os interesa algo de lo que acabo de contar, pero ahora ya sabeis todos la historia de la foto, desde la idea hasta dónde llegó.
Un saludo.
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